La Danza de la Vida

Laura Sánchez

Qilimbic, Conexión, Libertad

Vas en el coche camino a la piscina, hay una discusión familiar de la que no puedes escapar hasta llegar a tu destino, palabras, palabras, palabras; tu espacio está invadido por palabras que también llenan tu mente, conversaciones absurdas que se alargan en el tiempo perdiendo su coherencia.

Por fin llegas a la piscina sintiendo resaca mental, pesadez, agobio, te quitas los zapatos pensando que es una liberación, pero al poner  tus pies sobre la hierba tu cuerpo aún no está preparado y de forma inconsciente saltas a la toalla ¿Cuántas veces tomamos acción para sentir liberación sin estar preparados? miras tú entorno y empiezas a mentalizarte para ponerte bajo la ducha tensando tu cuerpo al pensar que el agua estará fría y resulta que la temperatura es agradable ¿Cuántas veces nos adelantamos a los acontecimientos, tensando nuestro cuerpo, resultado ser un desgaste de energía innecesario?

Te acercas al borde de la piscina sintiéndote en una nube gris y te lanzas al agua, antes de que tu cuerpo toque el agua ya te contraes de nuevo, sintiendo el contraste de temperatura, pero al entrar, el agua te envuelve acariciando tu piel, despertando tu cuerpo con su frescor, sientes cómo por un segundo el agua te retiene, suspendida en el tiempo y te suelta volviendo a la superficie.

Nadas un poco, soltando tu cuerpo, tus pensamientos, todo aquello que en este momento te pesa lo vas dejando atrás y después te sumerges, jugando en el fondo, abriéndote a las sensaciones, fusionándote con el agua, te sientes flotar y a la vez sientes cada parte de ti en esa inmersión que te lleva más allá de lo terrenal, tu cuerpo fluye y simplemente observas tus movimientos, sutiles, armoniosos, como el agua te permite moverte sin oponer resistencia, eres parte, ves tu cuerpo con la sensación de que pierde su solidez, sus  límites, para mimetizarse con el medio, puedes ver los reflejos del sol como brillan en el fondo, uniéndose a tu sombra, dejando de parecer amenazadora, viendo como de ella resurgen rayos de luz.

Todo es calma, nada más existe en ese momento, observas tu pelo, cómo fluctúa, pareciendo una medusa que se siente libre, conectada con el medio, viéndote eléctrica por los reflejos del sol.

Tus pensamientos desaparecen silenciando tu mente, solo hay contemplación, una visión maravillosa de ti mismo en la que no habías reparado, pues la inercia, es querer ir a la superficie, al mantenerte sumergida, descubre un nuevo mundo de sensaciones, te permites mirar suspendida en ese punto intermedio en el que puedes observar ambas partes, costando definir lo que es arriba o es abajo tomando consciencia de que todo es un reflejo y cuando decides soltar, el agua te acompaña de forma suave a la superficie, sosteniéndote, te sientes resurgir y comprendes.

Cuando sientes miedo, angustia, entras en una lucha, sintiendo que te ahogas, resistiéndote al movimiento natural, si sueltas la lucha confiando, dejas de resistirte, la inercia natural es subir a la superficie. Cuando estamos en el vientre de mamá, estamos en un medio acuoso en completa resonancia que nos sostiene durante ese trance entre la totalidad y el resurgir a la vida, manteniendo nuestra conexión, sintiéndonos fusionados, en ese punto intermedio. Al crecer sentimos que movernos en ese medio ha de ser bajo el control, aprender a nadar, sintiéndolo como un medio desconocido del que desconfiamos, pudiendo verlo como una amenaza, sintiéndonos separados, olvidando esa capacidad innata de conexión, que está en nuestra naturaleza.

Tu cuerpo, tu entorno, la naturaleza, te habla, si lo escuchas sentirás como te susurran los secretos de la vida, comprendiendo que un simple día en la piscina puede ser un momento mágico y revelador.

Una danza que puedes sentir en cualquier momento soltando el control, simplemente estando, sin expectativas, dejándote fluir al son del viento, de un aroma, de los sonidos que te rodean, siendo parte, dejándote llevar por esos susurros que abren tu consciencia, sabiendo que aunque te sumerjas, si sueltas, volverás a resurgir conectada a la vibrante danza qué es la vida, encontrando tu ritmo, llegando a danzar de forma armoniosa, embriagándote con sus sensaciones.

Si sientes tu espacio, tu mente, invadido por la incoherencia, sintiéndote ahogar, atrapado en una nube gris, intentando conectar con sensaciones de liberación sin estar preparado, teniendo que volver a la toalla, si sientes que constantemente tu cuerpo se contrae, tensándolo por esos pensamientos que se anticipan, en lucha con tus emociones, con tu entorno, con la vida. Qilimbic te acompaña en ese salto hacia la profundidad, como el agua que te sostiene y te conecta, de forma sutil y delicada, teniendo la sensación de detener el tiempo para que puedas contemplar y descubrir a tu ritmo, los rayos de luz que surgen de tu sombra, los reflejos que desde la superficie no puedes ver, haciendo de la vida tu propia danza, vibrando al son de sus susurros.



Laura Sánchez
Profesional Qilimbic

23 agosto, 2021

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