Ceguera emocional
Laura Sánchez |
Qilimbic, sanación, Transformación |
Tu cuerpo comienza a inquietarse, miras el reloj, es la hora del dragón.
Oyes sus pasos, como se acerca aumentando tu tensión.
Sientes su presencia como una nube densa, tu corazón se acelera, un escalofrió recorre tu espalda erizando tu piel, tus piernas flaquean y el miedo te invade, ya llegó el dragón.
Tu voz tiembla temerosa, tu mente se apresura en analizar si todo estará a complacencia del dragón. Crees que ves pero no ves.
Todo el dolor, los traumas del pasado, las voces de tu infancia, que siendo adulta, no te permiten ver la realidad.
Te niegas a conectar con tu dolor pero solo lo ocultas, no te permites sentir tu cuerpo para no despertar al dragón, un dragón que te paraliza por el miedo, que te engulle, cayendo al vacío oscuro de la profundidad de sus entrañas.
Sientes no poder salir, estando atrapada, cristalizada, en esa oscuridad, creyendo cuando hay momentos de calma, que ya está, que todo irá bien, pero no ves, aunque crees ver.
Vives en tu mente, disociándote de la realidad, una realidad que te abruma, te agota, una y otra vez, luchando con el dragón para sobrevivir, te engulle, luchas y resurges una y otra vez, llegando a estar exhausta por el agotamiento, perdiendo tu aliento.
Decides no ver, saltan tus alarmas una y otra vez y sigues sin querer ver, no es cobardía, es supervivencia, tu único deseo, es no despertar al dragón, pero no duerme, siempre está alerta, se aprovecha, se alimenta de tu ceguera para volverte a engullir una y otra vez.
Tienes sensaciones que no escuchas, ciega y sorda, no puedes reaccionar, la expresión, la espontaneidad ya hace tiempo que la perdiste, tú percepción de la realidad y de ti misma se nublan, como enfrentarse al dragón?
Debilitaste todos tus recursos, intentando no despertarlo, pero nunca se durmió.
Tu estómago lo sabe, esa angustia permanente, que no la reconoces porqué se hizo parte de ti, y todo ese esfuerzo por no despertarlo, sin ver qué sigue ahí.
Te engañas, te anulas, te quedas en la sombra, para no ser vista, casi ni respiras para que no te oiga, llegándote a congelar, pero siempre al acecho estará.
Sólo puedes liberarte del dragón si ves, te escuchas y reconoces tu miedo, poder abrazarlo para luego soltarlo, soltando esa lucha agotadora contigo misma.
Ese dragón, que viene de afuera, al que tanto temes, te muestra tu dragón interior que solo quiere ser escuchado, liberado, recuperar su poder porqué al anularte tú, lo ignoraste a él, toda tu fuerza, tu potencia radica en él, le temes observando desde una visión condicionada por malos entendidos.
Te engulle llevándote al vacío profundo para que sueltes la lucha, experimentes el vacío existencial y poder vivir plenamente la existencia, renaciendo, transformándote.
Tu miedo no te deja ver, te engañas, creyendo ser más libre en ese mundo idealizado, aunque sigues atrapada en él, olvidándote de tu piel.
Cuando comprendes el vacío puedes manifestarte en la plenitud.
Te crees lo dormiste pero fuiste tú la que se durmió.
Abre tus ojos, escucha tu cuerpo, siente tu piel, sal de tu mente, estando en el presente, despierta, consciente.
Descubre, que ese dragón eres tú, dejándote engullir y al resurgir el será parte de ti
Tú fuerza, valor, tus dones, están en él, sueñas con que alguien te rescate, pero sólo tu dragón te puede rescatar, despiértalo, descubre el majestuoso dragón que eres,
Recuperando tu fuerza y al hacerlo verás como la calma te invade por fin, pues un dragón que sabe de su fuerza encuentra la calma.
De pequeños vimos el dragón de los demás desde la distorsión, sintiendo que era algo malo a mostrar, tenías conexión con el tuyo y te sentiste mal, por juicios ajenos, ocultándolo al creer que habitaba algo malo ti, identificándote con esa parte, que creíste buena, sumisa, complaciente, aceptada por los otros, para ser parte.
Dejando que los otros dragones, te engulleran, sumiéndote en un profundo sueño, despierta tu dragón y al hacerlo, resurgirás con todo tu potencial, dejándote reconocer por otros dragones, sintiéndote respetada, empoderada, amándote en plenitud.
Puedes luchar con él o ser su reina, elegiste dormirlo, creyendo que así acabaría la lucha, pero esa lucha interna, se muestra en el exterior.
Todos tenemos un dragón interior, la lucha se termina cuando despertáis tú y tu dragón.
Y entonces ves, ves de verdad lo que hay en ti y a tu alrededor, ese dragón externo que tanto te asustaba, no es más que un ratón al que alimentabas, le habías cediendo tu poder a un ratón débil, inseguro, que se alimentaba de tu miedo haciéndolo crecer.
Qilimbic te acompaña a reconocer y liberar a tu dragón, liberándote de los malos entendidos que te llevaron a querer dormirlo, a salir de esa realidad idealizada de la que hiciste tu refugio, quedándote cristalizada.
Te acompaña en tu despertar, realizando un amoroso viaje de auto descubrimiento, tomando consciencia de tu realidad y poderla transformar en coherencia con quién eres en esencia.
Dejando de alimentar ratones, para ser reina de dragones.
Laura Sánchez
Profesional Máster & Cosmos
Profesora y supervisora en la formación de Qilimbic
Oyes sus pasos, como se acerca aumentando tu tensión.
Sientes su presencia como una nube densa, tu corazón se acelera, un escalofrió recorre tu espalda erizando tu piel, tus piernas flaquean y el miedo te invade, ya llegó el dragón.
Tu voz tiembla temerosa, tu mente se apresura en analizar si todo estará a complacencia del dragón. Crees que ves pero no ves.
Todo el dolor, los traumas del pasado, las voces de tu infancia, que siendo adulta, no te permiten ver la realidad.
Te niegas a conectar con tu dolor pero solo lo ocultas, no te permites sentir tu cuerpo para no despertar al dragón, un dragón que te paraliza por el miedo, que te engulle, cayendo al vacío oscuro de la profundidad de sus entrañas.
Sientes no poder salir, estando atrapada, cristalizada, en esa oscuridad, creyendo cuando hay momentos de calma, que ya está, que todo irá bien, pero no ves, aunque crees ver.
Vives en tu mente, disociándote de la realidad, una realidad que te abruma, te agota, una y otra vez, luchando con el dragón para sobrevivir, te engulle, luchas y resurges una y otra vez, llegando a estar exhausta por el agotamiento, perdiendo tu aliento.
Decides no ver, saltan tus alarmas una y otra vez y sigues sin querer ver, no es cobardía, es supervivencia, tu único deseo, es no despertar al dragón, pero no duerme, siempre está alerta, se aprovecha, se alimenta de tu ceguera para volverte a engullir una y otra vez.
Tienes sensaciones que no escuchas, ciega y sorda, no puedes reaccionar, la expresión, la espontaneidad ya hace tiempo que la perdiste, tú percepción de la realidad y de ti misma se nublan, como enfrentarse al dragón?
Debilitaste todos tus recursos, intentando no despertarlo, pero nunca se durmió.
Tu estómago lo sabe, esa angustia permanente, que no la reconoces porqué se hizo parte de ti, y todo ese esfuerzo por no despertarlo, sin ver qué sigue ahí.
Te engañas, te anulas, te quedas en la sombra, para no ser vista, casi ni respiras para que no te oiga, llegándote a congelar, pero siempre al acecho estará.
Sólo puedes liberarte del dragón si ves, te escuchas y reconoces tu miedo, poder abrazarlo para luego soltarlo, soltando esa lucha agotadora contigo misma.
Ese dragón, que viene de afuera, al que tanto temes, te muestra tu dragón interior que solo quiere ser escuchado, liberado, recuperar su poder porqué al anularte tú, lo ignoraste a él, toda tu fuerza, tu potencia radica en él, le temes observando desde una visión condicionada por malos entendidos.
Te engulle llevándote al vacío profundo para que sueltes la lucha, experimentes el vacío existencial y poder vivir plenamente la existencia, renaciendo, transformándote.
Tu miedo no te deja ver, te engañas, creyendo ser más libre en ese mundo idealizado, aunque sigues atrapada en él, olvidándote de tu piel.
Cuando comprendes el vacío puedes manifestarte en la plenitud.
Te crees lo dormiste pero fuiste tú la que se durmió.
Abre tus ojos, escucha tu cuerpo, siente tu piel, sal de tu mente, estando en el presente, despierta, consciente.
Descubre, que ese dragón eres tú, dejándote engullir y al resurgir el será parte de ti
Tú fuerza, valor, tus dones, están en él, sueñas con que alguien te rescate, pero sólo tu dragón te puede rescatar, despiértalo, descubre el majestuoso dragón que eres,
Recuperando tu fuerza y al hacerlo verás como la calma te invade por fin, pues un dragón que sabe de su fuerza encuentra la calma.
De pequeños vimos el dragón de los demás desde la distorsión, sintiendo que era algo malo a mostrar, tenías conexión con el tuyo y te sentiste mal, por juicios ajenos, ocultándolo al creer que habitaba algo malo ti, identificándote con esa parte, que creíste buena, sumisa, complaciente, aceptada por los otros, para ser parte.
Dejando que los otros dragones, te engulleran, sumiéndote en un profundo sueño, despierta tu dragón y al hacerlo, resurgirás con todo tu potencial, dejándote reconocer por otros dragones, sintiéndote respetada, empoderada, amándote en plenitud.
Puedes luchar con él o ser su reina, elegiste dormirlo, creyendo que así acabaría la lucha, pero esa lucha interna, se muestra en el exterior.
Todos tenemos un dragón interior, la lucha se termina cuando despertáis tú y tu dragón.
Y entonces ves, ves de verdad lo que hay en ti y a tu alrededor, ese dragón externo que tanto te asustaba, no es más que un ratón al que alimentabas, le habías cediendo tu poder a un ratón débil, inseguro, que se alimentaba de tu miedo haciéndolo crecer.
Qilimbic te acompaña a reconocer y liberar a tu dragón, liberándote de los malos entendidos que te llevaron a querer dormirlo, a salir de esa realidad idealizada de la que hiciste tu refugio, quedándote cristalizada.
Te acompaña en tu despertar, realizando un amoroso viaje de auto descubrimiento, tomando consciencia de tu realidad y poderla transformar en coherencia con quién eres en esencia.
Dejando de alimentar ratones, para ser reina de dragones.
Laura Sánchez
Profesional Máster & Cosmos
Profesora y supervisora en la formación de Qilimbic
16 febrero, 2022
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